sábado, 20 de junio de 2009

Reloj

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Cuando era más jovencita, a los 14-15, siempre llevaba reloj. De hecho, era casi una esclava de él. Me pasaba mirando la hora todo el día, casi a cada minuto. A ver cuándo acababa la clase, cuándo empezaba el recreo, cuándo me iba a casa, cuándo había quedado, cuándo irme a dormir...
Los tenía de todos los tipos, formas y colores, unos diez aproximadamente y en fechas señaladas siempre era un recurrido regalo. Y llegó el verano en que cumplía 17años, época en la que podía leer mucho más que el resto del año, y me tropecé con este texto de Julio Cortázar:

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Me lo quité y nunca más he vuelto a llevar reloj, excepto por algún motivo especial, y de manera puntual. Ya no sirve como regalo, pero me siento un poquito más libre.

5 comentarios:

Shhhhh! dijo...

Esas y muchas mas son las razones por las que no lo llevo.

Recuerdo aquella epoca de los 14 y 15... tambien recuerdo que lleve uno de tus relojes por un tiempo, se me habia olvidado. Yo tambien usaba reloj pero deje de usarlo por aquel tiempo.

Uno de los problemas...
que preguntaba la hora aunque lo llevara puesto.

Me ha gustado mucho este post, y el anterior tambien. Me inspiras mucho aunque creas que cuando me das ideas no te escucho y hago lo que quiero.

Un beso hablamos ;)

Luiso. dijo...

Así que ese es el secreto para llegar tarde siempre... vaya vaya.

Menos mal que yo tampoco suelo llevar reloj y se me suele olvidar la hora hasta para ir a votar.

nujki dijo...

Aquella época de los 14 y 15...ainssss, jajajjaja, qué paraícos que éramos eh?Al final tendremos q esperar a cumplir los 40...jaajja

No me acordaba de lo de mi reloj, es verdad...

Si sé que te inspiro, funciona así:
Steve: dame alguna idea para (lo que sea)
Ana: Ah! pues se me ocuree que puedes hacer (tal cosa)
Steve: Mmmmm está bien, pero no me convence, voy a hacer (algo totalmente distinto), pero gracias!me inspiras mucho!

Jejejej a ver si hablamos

Laura dijo...

you caught me, I can't live without my watch.
I miss you Nujki!!!

Tilda Cúspide dijo...

Aprovechad y sed felices mientras os podáis permitir prescindir del reloj...Dentro de poco, querida Nujki, además del tuyo propio tendrás que enfrentarte al reloj de fichar...
Por cierto, si no vas a usar tus relojes dámelos a mí. Me parecen un objeto muy interesante y especialmente decorativo.