lunes, 2 de agosto de 2010

Fiestas populares

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Si conoceís a alguien que tenga pueblo y le preguntaís por sus fiestas, os dirán casi seguro: "Las fiestas de mi pueblo, son las mejores de España!". Pero si le preguntas de dónde viene la tradición, muy pocos conocen la respuesta. Así que ante lo sorprendente de algunas de ellas, y la polémica que se ha creado ante la prohibición de "La Fiesta Nacional", me he puesto a indagar sobre algunas de las que más me llaman la atención, sobre todo porque no sé muy bien dónde se halla el límite entre el festejo y el salvajismo.

1. Manganeses de la Polvorosa - 22 enero

Igual así, no os dice nada, pero este es el pueblo en el que tiran una cabra desde el campanario. No está muy claro cuál es el antecedente, pero he encontrado dos posibles versiones.

La primera es que antiguamente en el pueblo, para celebrar el final de los festejos de San Vicente y San Vicentico, seleccionaban una cabra (o varias) para hacer una comilona y el método era hacer saltar el caño a dos o más ejemplares y la que caía al caño era la que se sacrificaba.

Otra es que a principios de siglo XX, el cura guardaba las cabras que le regalaba el conde del pueblo en el campanario, y un día se dejó la puerta del habitáculo donde las encerraba abierta. Una de las cabras se precipitó al vacío y sobrevivió, por lo que años posteriores realizaban el mismo ritual (sólo que obligando a la cabra) para conmemorar el milagro.



Sea cual sea, se me ocurren mejores formas de conmemorar tales hechos.

2. Coria (Cáceres) - 23-29 junio

En estas fiestas, el protagonista es, una vez más, el toro. Éste deambula por el pueblo durante horas y va recibiendo los dardos que le arrojan los vecinos con sus cerbatanas. Cuando su agotamiento le vence, algunos de los habitantes del pueblo le cortan los testículos mientras agoniza. Estos últimos años, se ha sustituido esto último por pegarle un tiro, los dardos se mantienen.

Si ya es un "pelín" cruel, atención a de dónde viene la tradición:

Según la leyenda, cada año por las fiestas de San Juan, un joven escogido a sorteo entre los de la ciudad era corrido por las calles y se defendía con dos navajas o puñales de los ataques de los demás. Casi siempre solía morir. Pero un año le tocó en suerte al hijo de una rica dama del pueblo. Ésta, angustiada, lo cambió por un toro, y desde entonces, este especial encierro es el centro de las fiestas de Coria.



3. Tordesillas - segunda semana de septiembre

Volvemos al toro. En este caso las fiestas consisten en soltar a un ejemplar en el día del "Toro de la Vega", para que los habitantes del pueblo vayan clavándole sus lanzas hasta que el toro muere desangrado. El afortunado que haya conseguido darle al lanzazo mortal tiene el derecho de arrancar los testículos al toro y mostrarlos orgulloso en el extremo de su pica. Desde hace varios años, esto último no se permite, aunque algunos bestias lo intenten. El Ayuntamiento otorga al ganador una insignia de oro y le obsequia con una lanza de hierro forjado.

Tradición: Los primeros datos tratan de 1453, en el que se relatan que ante el Palacio de Tordesillas, se efectuaban juegos de "cañas" y la consiguiente y posterior suelta de toros. Los juegos de cañas venían a consistir en una carrera entre varias cuadrillas de jinetes que se asaetean unas a otras con lanzas de cañas. El procedimiento para que cesase la lucha entre los caballeros era la "suelta" de un toro bravo en el palenque que obligaba a dejar las cañas y empalmar este juego con el torneo del Toro. Para dar mayor emoción y vistosidad se abrían las puertas del palenque, con lo que el toro o los toros podían cruzar el río y ganar la vega donde proseguía la justa entre toro y caballeros.



4. Tordesillas - carnavales

Aquí, se usan gallos. El "sistema" del juego ofrece algunas variantes: O colgando los gallos de una cuerda sujeta a dos pértigas (como en el caso de Tordesillas) o enterrados en el suelo con la cabeza solamente fuera (caso de Pozal de Gallinas). Los mozos pueden "intervenir" a pie o a caballo e incluso en alguna ocasión el privilegio de atizarle al gallo un mandoble con la espada puede reservarse a las mozas del lugar. El caso es que con los ojos vendados, se trata de decapitar al animal.

La historia dice en este caso que el gallo es sacrificado para que no se quede solo, ya que el plato típico de las fiestas era la gallina, pero esta historia no está probada. Parece tener más fundamento el sacrificio del gallo como algo simbólico, ya que es un animal lujurioso, por tanto su sacrificio representa la mortificación del deseo carnal.




5. Villanueva de la Vera

Un burro en esta ocasión. La fiesta principal del carnaval, se conoce como la fiesta de PeroPalo. Una de las actividades consiste en atar y arrastrar un burro por las calles de la villa, siendo ridiculizado y sometido a todo tipo de vejaciones.

Para ser justos, hay que decir que la tradición es que se pasea a un pelele, al que decapitan y apalean, y que lo del burro es sólo algo complementario a esto y por tanto lo han retirado para evitar polémica, pero en algunas ocasiones se sigue utilizando al animal.



6. Toro embolado.

Este tipo de festejo es el que ha desatado la polémica estos últimos días. Sin ser el más violento de los en este post mencionados, es el más extendido y el que ha causado discusiones ante la inminente prohibición de las corridas de toros en Cataluña. ¿Por qué? Porque es en esta misma comunidad, junto con Valencia, donde más municipios celebran sus fiestas con esta tradición del toro embolado. Por si fuera poco, hace unos días ha muerto un hombre por una cornada durante esta celebración en Godella

La tradición consiste en llevar al toro atado con una soga a un palo o Pilón atravesado por un agujero por el cual se introduce la cuerda, se lleva al animal hasta que este queda inmovilizado contra el poste y por los mozos que lo aguantan e impiden al astado moverse demasiado. La función es la de colocarle al toro unos aparatos de hierro de medio metro de largura, ajustándolos firmemente a los pitones mediante unas argollas y prensores roscados que se agarran al asta con gran fuerza sin causarle daño alguno, con unas garras semicirculares que se adaptan eficazmente al pitón. En la parte superior de estos artilugios llevan una bola de masa de cera, resina y combustible disuelta en cáñamo o algodón, prensada y fuertemente atada con alambres y que es altamente inflamable, una vez colocado los "ferraches" , se procederá al encendido y cortada de la cuerda. La cuerda la corta el embolador, y se suele quedar un aficionado cogido al rabo del animal para entretenerle mientras se marcha el cortador. La duración del fuego dependerá de la cantidad de material que se haya colocado en los aparatos.

Los orígenes no están muy claros, aunque sí se han encontrado numerosas cerámicas, símbolos arqueológicos y pinturas que muestran toros con cuernos en llamas, por lo que la costumbre era habitual en griegos y romanos.




Podría seguir con este post mucho más tiempo, no será por falta de fiestas violentas para con los animales, pero tampoco merece la pena. La gente que dice que son tradiciones que han tenido durante muchos años, debería pensar que esa no es una razón. Hay que tener un poco de cabeza , porque si seguimos con las tradiciones sólo porque llevan mucho tiempo realizándose, nos podriamos encontrar con cosas como la curiosa tradición que tenían los romanos de llevar gladiadores a que se los comiesen los leones, o la de que las mujeres lleven velo en algunos países musulmanes y que tanto criticamos ahora, o la de la ablación del clítoris en algunos países de África.

Todas estas "tradiciones" tienen origen cultural y se han transmitido de generación en generación sólo por mantener las costumbres, sin pararse a pensar (esto se lleva mucho). Simplemente porque no hay otra razón y esa les sirve. Muchas aberraciones se han llevado a cabo a lo largo de la Historia con esta consigna. Así que cuando alguien os diga que hace algo por "mantener la tradición", salid por patas.
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