Dayanita Singh

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Fotógrafa hindú, con el título de la Academia de Fotografía de Nueva York. Tiene exposición actual en la Fundación Mapfre, en la sala de Azca (calle General Perón).

La verdad que me dejó una sensación extraña. Algunas fotos me gustaron y otras no me dijeron absolutamente nada, pero las que sí, me encandilaron, sobre todo por esa mirada tan profunda que tienen sus "modelos".

Están expuestas hasta el 2 de mayo, así que hay tiempo. Aquí dejo algunas de mis preferidas.








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Revolutionary Road

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Esta película sí que me ha hecho pensar. A lo mejor de ver tantas pelis, me da por pensar demasiado y me explota la cabeza. No sé. Ya veremos. Correré el riesgo.

El caso es que parece una película más, pero para nada. Habla de la irremediable rutina que se apodera de las vidas de la mayoría de nosotros. Cuando eres joven parece que eres espcial, que tu vida tienen un sentido único, que vas a ser diferente, y piensas que te vas a comer el mundo.

Pero a medida que pasa el tiempo, vas pareciéndote cada vez más al resto, una persona más entre la gente, como le pasa a Kate Winslet en la película. Se casa con un joven idealista que quiere descubrir algo que hacer con su vida, que le llene y que sea diferente, pero acaba arrastrándola a ella a una casa colonial, en un barrio residencial y con dos hijos, haciendo una vida de lo más plana posible.



Es el personaje de la mujer, el clave, en la película, porque aunque se deja arrastrar, llega un punto en que hace un análisis y decide intentar cambiar el rumbo de lo que la llevará a una vida anodina y sin relevancia, completamente infeliz.

Se puede ver esta película como otra cualquiera, pero para mí ha sido una reflexión y una autocrítica, aunque la historia esté ambientada en una época que daba menos vías de escape, sobre todo para las mujeres. Pero se puede intentar hacer cosas, ya sea con tu vida personal o con la laboral, para que no se convierta en un "para qué me voy a levantar?" por las mañanas. Intentar ser diferente en alguna cosa, hacer algo que te llene, aunque los demás ni lo noten, pero que tú sepas que haces algo y no simplemente seguir la corriente.
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El erizo

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Hacía tiempo que buscaba ver una película así, que me dijese algo y no sólo me entretuviese durante una hora y media. La última que había visto era "Avatar" y no merece ninguna mención especial, de hecho, ni si quiera sé por qué está armando tanto revuelo. Sí, los efectos especiales están bien, pero a estas alturas, y con el presupuesto con el que contaba James Cameron, no me sorprende en absoluto. De hecho, es muy normal ver efectos especiales buenos en el cine americano.

Otros defensores, dicen que lo bueno es que es una metáfora de la vida actual, de la lucha civilización vs salvar el planeta. Puede ser, cada uno entiende las películas como quiere, pero vamos, tampoco me parece una sorpresa. De hecho, esa misma era la filosofía de los Pitufos: conservar la Naturaleza, respetándola, luchar contra Gargamel y su gato, que querían destruir su civilización, y eran azules!!!¿cuál es la novedad?

En fin, que harta de éstas super producciones, me acerqué a ver una película francesa, que honrando a sus predecesoras, ha estado muy poco anunciada, muy poco tiempo en cartel y que sólo la proyectan en dos cines madrileños en este momento. Y fue lo mejor que pude hacer.

Basada en el best seller casi homónimo, trata de cómo tras las fachadas de las personas se pueden esconder grandes sorpresas. En este caso la cultivada mente de una simple portera arisca, o la infelicidad más absoluta de una elegante mujer adinerada. Y de cómo nos vamos atrapando nosotros mismos en peceras gigantes, a no ser que hagamos algo para evitarlo.

Señalar un aspecto que me encantó y que queda plasmado en el personaje de Kakuro. Es la esencia de la cultura japonesa (en sus orígenes más puros y no rodeada de capitalismo), ese modo tan diferente que tienen de ver y entender las cosas. Esa paz y esa calma que rodea a los japoneses y que por lo menos a mí, me transmite serenidad.

Y también la capacidad artística que tiene la niña, la creatividad y la forma de plasmarlo de tantos modos diferentes, que por los demás personajes de su familia es entendida como locura y por algunos espectadores como niña "sabelotodo". Se les escapa quizá, que aunque sea demasiado para una niña, le da el tono requerido a la película y permite entender lo sola que se siente en el mundo que la rodea.
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Carl Orff

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El sábado volví a ir a una de las actuaciones de mi amigo Luis, y aún no salgo de mi asombro.

El concierto era pro Haití y el dinero de la entrada iba íntegro a Acción contra el Hambre, y más que nada fui por eso y porque a mi amigo le hacía ilusión tener público conocido en las butacas. Y qué ilusa fui. Pensé que sería un Carmina Burana venido a menos y nada más lejos de la realidad.

Fue en el Teatro Monumental de Madrid y tanto el coro como la orquesta eran espectaculares. Como es lógico no pude grabar nada ni sacar fotografías, pero dejo este vídeo porque se asemeja muy mucho a lo que presenciamos el sábado en directo. Los pelos como escarpias. Quién no aprecie esta magnífica obra de Carl Orff, definitivamente no tiene alma.



NOTA: El director destacó al principio que la SGAE les había regalado los derechos, por ser una actuación benéfica para Haití, pero dijo que no fue tan fácil. A esos extremos está llegando la Sociedad General de Autores.

Grandioso

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Recuperado, ya hablaré en otra ocasión de los problemillas con Youtube.

Tenemos lo que votamos

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Tenemos lo que votamos. Oda a la mala educación.