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Hacía tiempo ya que no iba al teatro, así que ante una recomendación, compré entradas para ver Calígula
Siempre me ha llamado la atención la vida de este emperador romano, especialmente por su conocidísima crueldad, de la que además, parecía orgulloso, ya que era la única forma de ser un hombre libre: haciendo todo lo que se le venía en gana, sin importarle lo justo o injusto que era. La libertad individual a costa de la de los demás.
Pero esta obra, de Albert Camus, da un punto de vista algo diferente. Sin dejar de lado la crueldad del personaje, ya que es obvia y algo histórico, inamovible, trata un punto de vista más interno, cómo veía Calígula su Imperio, cómo se sentía y por qué actuaba como actuaba. Todo ello a través de sus pensamientos, narrados en voz alta. Resulta interesante este punto de vista, más interno, por decirlo de algún modo.
Destacable la actuación del actor que encarna a Calígula y destacable también el teatro en sí, pequeño, y con butacas realmente cómodas, te hace sólo concentrarte en la obra, que te absorbe a través de los diálogos tan bien eleborados.
Como curiosidad,algo que yo no sabía. El nombre de Calígula, le venía al emperador, de cuando acompañaba a su padre a las guerras y éste le vestía de soldado, pero en miniatura. Los soldados de la época llevaban unas sandalias características de su trabajo, y el diminutivo era "Calígula"-"Botitas"
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Hace 6 años